Que caminas por las miles de cuerdas flojas del existir,
que tan sólo entretienen y despitan para huir;
como niños jugando al escondite con los ojos cerrados,
sin saber que son vistos.
Cruel, el papel de la muerte, que pone fin a lo familiar
y desdice el continuar.
No es más que dolor humano, el deseo de lo permanente;
falsa pasión por la seguridad en la que nos construimos.
Al final, el juego del escondite,
el de los roles,
el de las personalidades,
¡es cazado!
y renacemos puros en la muerte,
en casa,
en esencia.
Jonbi.2014.Can Sura